WATCHMEN

La adaptación funcionó: WATCHMEN es una obra colosal, fabulosa, magnánima. No sé que desayunará el tal Zack Snyder, pero de algún modo, las adaptaciones cinematográficas de cómics cobran sentido bajo su dirección. Y en este caso particular, la tarea era titánica: adaptar los 12 números de Watchmen a la pantalla era originalmente una mala idea. Una idea pésima.

Pero este comprimido de Watchmen funciona bien.

Todos los nutrientes necesarios están ahí, todos los sabores, texturas y sutilezas. En una primera inspección poco se echa de menos. Es una simplificación, pero una inteligente. Mas la potencia del cine enriquece la experiencia, no nos quedamos en una transcripción desabrida. El proyecto es gigantesco, mítico, filosófico, antropológico, pop, político, ucrónico, denso y escalofriantemente adulto. Es entretenido y violento. Muy violento. Es entretenido y gore. Ver su adaptación al cine es un lujo. Una maravilla visual que sobrevuela 300 y Sin City, pero también una maquinita narrativa suficiente, funcional y bien mantenida.

El argumento: un superhéroe jubilado es arrojado por la ventana de su departamento en plena guerra fría. La caída lo mata. La investigación, a manos del tétrico Rorschach, nos conduce a una intriga conspiracional político-histórica de dos horas y media de duración. El superhéroe arrojado por la ventana luce una chapita con una carita feliz. La chapita, que es algo así como el símbolo de este relato, está ensangrentada. Es 1985 y Nixon sigue en el poder.





















Zack Snyder interpreta en esta película a un David Fincher más evolucionado, un mago de la cinematografía y de los efectos visuales. Sabe donde ponerlos y cómo. Nos ofrece una película oscura, de planos complejos, elegante y enriquecida en detalles. Los créditos iniciales al son de The Times They Are a-Changin' (que algo recuerdan el video de Like a Rolling Stone dirigido por Gondry) recorren en diapositivas retro esta historia paralela de los Estados Unidos habitada por superhéroes. Son unos créditos iniciales bastante buenos.

Me gustaría insistir en lo bien facturados y ubicados que están los efectos especiales. Es un cómic muy difícil de transportar al cine y reitero una vez más: lo lograron. Este sombrío Rorschach usa una máscara con manchas en movimiento que se asemejan a las del test del mismo nombre, y una de las primeras preguntas a hacerse ante la existencia del proyecto, es como iba a verse eso en cine (la máscara se ve de pelos, el personaje de voz ronca ganará de seguro nuevos fanáticos) pero ese es el más paupérrimo ejemplo de la redondez de los efectos visuales. El lado sangriento de la película también está bien logrado: Hachazos, mutilaciones, fracturas expuestas, una niñita devorada por perros, cuerpos que explotan. Todo se ve de maravilla.




















Alan Moore se niega a mirar otra adaptación de su trabajo, y es comprensible tras lo poco satisfactorias que resultaron ser V for Vendetta, League of Extraordinaire Gentlemen y From Hell. Creo que con Watchmen hay una reivindicación. El trabajo de ese ermitaño arrogante tiene con WATCHMEN una redención cinematográfica.

Creo que es la primera adaptación de un cómic con superhéroes que realmente no ha sido subvalorada por Hollywood. Las nuevas Batman tienen aciertos, las nuevas Spider-man también. Pero en lo macro fallan: tienen malos guiones, y subestimadas, han sido miradas como meros negocios por la gente al mando. Aquí no se huele la gente al mando (esas personas con corbata) sino que se ofrece la experiencia completa con el mismo presupuesto.

Si hubiese un pero, sería el siguiente:

La banda sonora tiene excelentes temas, pero son hits. Ganan demasiada notoriedad, roban protagonismo y aunque hayan sido mencionados en el cómic, en el fondo son innecesarios ("99 luftballons", "All along the Watchtower" por Jimmi Hendrix y "The Sound of Silence" son elecciones particularmente desubicadas). Pero es un asunto superficial que no daña a la producción mayormente.